Si quieres que algo sea privado… no lo cuentes. Ni tus secretos, ni tu vida privada. Cierto, pero tenemos redes sociales y más aun: los demás también.

En una red social tienes herramientas de configuración que te garantizan un mínimo de privacidad y seguridad. No todo el mundo sabe que existen y no todo el mundo configura esas opciones basándose en el: «yo es que no tengo nada que ocultar«. Está bien, es posible que te dé igual compartir tus movidas en el Facebook pero no te has parado a pensar que dejas al descubierto al resto de personas que conforman tu círculo de contactos online.

Cada vez que haces un «quiz» o «test divertido» usando tus datos de Facebook estás compartiendo una valiosa información.

Cada vez que le dices a una red social que compruebe los contactos asociados a tu cuenta de correo estás proporcionando los datos de tus contactos sin su conocimiento/consentimiento.

Cada vez que firmas una petición online estás facilitando información asociada a tus perfiles que incluyen a mucha gente.

Y luego nos quejamos del spam; nos entra manía persecutoria porque aparecen contenidos relacionados con lo que estamos pensando en ese momento o nos sorprende tener peticiones de amistad o solicitudes inesperadas.

Tú no tienes nada que ocultar… excepto los datos de los demás. Otra cosa es que te dé exactamente igual, pero ahí ya adquieres otro tipo de rango moral en el que no voy a entrar :-)

Hace unos días mi pareja subió una foto mía en la portada de su Facebook. Si sigues este blog sabrás que tengo mis redes sociales cerradas. Sin acritud, elección personal. En casa del herrero cuchillo de palo. El caso es, que a los pocos segundos, un completo desconocido había compartido la fotografía en su muro. Sin más. Un muro abierto, sin ningún tipo de seguridad o privacidad. Supongo que es de los que no tiene nada que ocultar. Yo tampoco, realmente pero ¿Por qué demonios tiene que compartir una foto mía? Vale, soy adulta, no pasa nada. Pero es un ejemplo de cómo las fotos de vuestros hijos pueden acabar distribuidas por la red sin un control mínimo. Aunque creas que tu Facebook sólo lo miran tus contactos más íntimos. ¡Venga vale, soy una exagerada! ok… «esto no me va a pasar a mí»; «siempre nos saludaba».

Ahí lo dejo.  Pero voy a empezar una serie de entradas sobre la configuración de seguridad en diferentes redes sociales.