A estas alturas todos habéis escuchado hablar de la importancia del posicionamiento en buscadores, especialmente en Google que suele ser la panacea para casi todo el mundo (lo confieso, soy muy fan). Mejorar la visibilidad de tu web puede convertirse en una obsesión que generalmente lleva a cometer muchos errores.

En general tiendo a pensar que el ser humano es por naturaleza bueno, pero tanto el posicionamiento en buscadores como las redes sociales pueden convertirse en una herramienta absolutamente diabólica capaz de destrozar la credibilidad y la fama de una empresa o individuo.No tengo ninguna intención de desvelar aquí cómo actuar negativamente sobre la web de la competencia, pero sí me apetece mencionar la existencia de esta posibilidad. No le deseo a nadie la aparición de un SEO negativo espontáneo en su vida, de la misma forma que rechazo a los trolls en cualquier red social.

Desde el momento en el que subes algo a la red estás expuesto a lo bueno y a lo malo. Es como un matrimonio que desde el comienzo se basa en la desconfianza. Un comentario negativo en una red social puede ser noticia destacada y perjudicar seriamente a tu empresa. Por eso existe la necesidad de contratar profesionales y no aficionados para gestionar tus páginas y redes que puedan lidiar de forma efectiva con problemas puntuales. El problema es que todos tenemos un primo hermano que es un manitas con la web y que se lo monta de cine y que fijo que se lo trabaja genial porque al fin y el cabo es de la familia y encima gratis. Genial, sigo esperando los cojones necesarios de la gente para dejar que le hagan una operación cirujanos espontáneos educados con tutoriales de youtube. Sí, vale, es una comparación extrema pero efectiva.

No me lío mucho más y os dejo un vídeo que terminó siendo una de las campañas de desprestigio más sonadas Y EFECTIVAS que he visto en mucho tiempo. Para la empresa él es un villano, para mí: un héroe, Jimmy Pons.