Hola a todos! Hoy quiero hablaros de algo que probablemente muchos de vosotros también hayáis experimentado: la gestión de redes sociales. Y en mi caso, tengo que decir que ya no me dedico a ello, salvo 3 excepciones meritorias, porque para mí, es el Infierno.

No sé vosotros, pero el business manager de Facebook e Instagram es como un jeroglífico que cambia constantemente. ¿No os pasa que cuando creéis que le habéis pillado el truco, zas, lo vuelven a cambiar? Y para colmo, la gestión de esperar códigos de confirmación por parte de los clientes cuando está todo configurado con sus teléfonos o correos sin posibilidad de actuar como agencia; las verificaciones y demás gestiones te requieren mucho tiempo y al final no se valora ni el trabajo ni el tiempo invertido. Los ensayo-error; los orígenes de datos; los servicios de atención técnica; las gestiones que te piden el huevo izquierdo de un unicornio macho…

A veces, siento que falta respeto por nuestra profesión. Como si no importara todo el esfuerzo y dedicación que ponemos en nuestro trabajo. Así que he decidido ignorar esta parte de mi trabajo y centrarme en aquello en lo que realmente destaco.

Eso no quiere decir que no vaya a gestionar, en la medida de lo posible, la integración con páginas web pero en los contratos especificaré mejor los detalles. Irá cogido con pinzas porque no es algo que se entienda.

Este negocio es la panacea de la intangibilidad.

No sé si alguno de vosotros se sentirá identificado conmigo, pero espero que al menos os haya flipado mi confesión sobre mi relación con las redes sociales. ¡Un abrazo! Besis.