La profesión, la moda del momento en la red. Social Media Manager, Community Manager… el marketing online es la tendencia actual. ¡Cómo no! Cualquiera con conocimientos básicos del manejo de un ordenador e Internet se siente capacitado para gestionar una red social, mover un Facebook o un Twitter. Añades a unos amigos, generas un evento, envías correos invasivos y aburridos, amargas a las piedras y ya eres Community Manager de cara al mundo, que no a los profesionales.

Parece que esto de las comunidades virtuales es cosa de la Web 2.0 y me sorprende la poca memoria histórica que tenemos, teniendo en cuenta que esto de Internet no lleva tanto tiempo funcionando. Nos olvidamos de la fecha de la Revolución francesa y también de cuando hacer una web, gestionar un foro o un portal eran verdaderas obras de artesanía… más allá de las marquesinas desplazándose y los fondos de estrellas que tanto triunfaron entre los osados que se lanzaban a probar eso del html.

Lanzo una mirada hacia el pasado y me doy cuenta de que llevo años siendo Community Manager. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Publicar noticias en html con un editor de texto y vía ftp, sin CMS, con un par. He visto foros phpbb brillar en la oscuridad más allá de las estadísticas. Atacar servidores con un «auto DoS» provocado por usuarios enloquecidos por una noticia. Conseguir tráfico objetivo en una web… Todos esos momentos se perderán en el tiempo como el pagerank en google. Es hora de la web 2.0.

Veo el interés que despierta tener 5000 usuarios en Facebook, aunque no participen de nada o los contenidos sean una bazofia y no lleven a ningún puerto; pelear por escribir un trending topic en Twitter; aburrir a la gente en Myspace; crear blogs de forma compulsiva carentes de sentido y miro a mi alrededor, visito las webs de siempre y descubro verdaderas comunidades, hechas a base de quitar horas al sueño porque no puedes triunfar en Internet durmiendo 8 horas (Dabo dixit); foros (sí, todavía funcionan) perfectamente ordenados y actualizados; blogs profesionales con una información rigurosa y cuidada; veo a un Ricardo Galli conectado a las 3 de la mañana para cambiar la cabecera del menéame; a un equipo tratando de levantar La Taberna del Blues después de un parón de 2 años y descubriendo que hay una documentación increíble generada durante 12 años, con un posicionamiento envidiable usando como criterio la palabra «blues»… me doy cuenta de que hace muchos años que existen (existimos) los Community Manager.

Si no tenemos 1000 followers en Twitter somos unos «lusers». Manda huevos. Antes mirábamos las estadísticas y ahora el número de comentarios, menciones, tweets y retweets… los tiempos cambian, las bases no.

Creo que una de las decisiones más difíciles que tomé en mi vida virtual (al loro) fue cerrar un foro con un tráfico envidiable. La razón del cierre no fue otra que descubrir que se había agotado la gallina de los huevos de oro: los usuarios participando a saco y  nutriendo la web de contenidos de cierta calidad. Creo que hay que tenerlos muy cuadrados para cerrar algo que funciona y ser fiel a los principios básicos del proyecto. Se puede cerrar algo grande y conseguir algo mejor, o seguir y hundirlo todo en la miseria de la infoxicación. Creo que es bueno tener inquietudes, probar cosas porque igual salta la liebre y se nos da bien, pero también hay que ser consciente de las limitaciones y saber poner freno.

Para mí, ser Community Manager no es tener followers o contactos porque sí, sino por ser fiel a lo que representas. Ser Community Manager es montar un cristo de la de dios a través de diferentes medios de la red con una constancia y una dedicación absolutamente diabólica.

Ya éramos community manager, pero nos llamaban Webmasters, lo crean ustedes o no.